El problema del miedo es justamente llamarle “Miedo”.
Si lo reconociéramos como una forma de “Energía Mental”, sería más fácil entender que esta energía puede ser positiva o negativa. Por ejemplo, puede ayudarnos a estar más alertas en determinadas situaciones, o por el contrario, reducir nuestras capacidades operativas en determinados escenarios.
El Miedo como energía está siempre presente y operando en nosotros, incluso aunque no seamos conscientes de ello. Amigarse y convivir con él significa, en la práctica, aprender a regularlo.
En el Capitulo 9: “Manejo del miedo” del libro, no solo aporto elementos para entender cómo funciona el miedo, sino herramientas concretas para poder controlarlo y convertirlo en un compañero de viaje.